domingo, 12 de enero de 2014

Volver

Volví a escribir por una extraña pero profunda necesidad de querer encontrarme, de querer encontrar a otros. Tanto han cambiado las cosas, la gente y yo mismo desde la última vez que poco recordaba lo bien que me sentía haciéndolo.

¿Y ahora qué? ¿Qué querés decirte? Tenés la hoja en blanco para vos solo, ¿qué vas a hacer? Comienza el diálogo introspectivo siempre como un reto. Yo y yo, nadie más, nada más. Me hablo y me respondo, me muevo, me miro, gesticulo.

Gran parte de las ideas que sentía susurrar en mi cerebro se escapan y no vuelven. Qué lástima. Pero siempre hay una, siempre queda una, que tras abrirse paso entre los órganos fecunda el alma para que mis dedos comiencen a tejer letra a letra cada palabra.

Y al final observo detenidamente los retazos que pintan de negro la hoja en blanco y me puedo ver, me leo y por fin me puedo entender. Todo ha cambiado pero sigo ahí. Soy el que quiero ser, el que algún día seré y el que desde que recuerdo siempre soñé con ser.


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